Andreas Schleicher aborda el futuro de la educación y los desafíos de la crisis en conferencia internacional organizada por el Consejo de la Agencia de Calidad de la Educación
El director de Educación OCDE analizó el estado de la educación a nivel mundial a través de cifras. El encuentro estuvo dirigido a representantes de los distintos ministerios de Latinoamérica y el Caribe y contó con la participación de Luz María Budge, presidenta del Consejo de la Agencia de Calidad.
Representantes de los ministerios de Latinoamérica y el Caribe, sostenedores, directores, docentes y académicos participaron en la conferencia organizada por el Consejo de la Agencia de Calidad de la Educación, “El futuro de la educación: desafíos durante y después de la crisis”, realizada por Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE y máximo representante de la prueba internacional PISA.
El propósito del encuentro convocado por el Consejo de la Agencia de Calidad fue analizar el estado de la educación a nivel internacional a propósito de la pandemia por el COVID-19, y a partir de diferentes estadísticas extraer conclusiones sobre su impacto en un futuro cercano. La conferencia fue introducida por Luz María Budge, presidenta del Consejo, quien se refirió a la importancia de contar con datos e información actualizada y las diferentes tensiones que la emergencia sanitaria está generando en los establecimientos.
“Los recursos son limitados, por lo que la evidencia del desempeño de los colegios permite priorizar esta ayuda para quienes más lo necesitan. La Agencia de Calidad de la Educación ha contribuido para el buen uso de datos, de tal manera que se tomen decisiones pedagógicas acertadas”, señaló la presidenta del Consejo de la Agencia de Calidad. Agregó que la pandemia en Chile ha planteado diversas preguntas necesarias de abordar con información y datos, entre ellas, ¿cómo nos hacemos cargo de las inequidades que se podrían haber agudizado durante las clases virtuales?
En el actual contexto de pandemia, la Agencia de Calidad ha adaptado sus herramientas para seguir contribuyendo con las comunidades educativas. Se desarrolló el dispositivo de orientación a distancia “Agencia Orienta: mentorías para equipos directivos”, el cual se ha implementado en más de 400 escuelas de todo el país hasta la fecha. A través de videollamadas, los equipos de la Agencia se contactan personalmente con los equipos directivos para conocer sus principales necesidades en áreas como evaluación de aprendizajes, contención socioemocional, ajustes y usos de recursos pedagógicos, y a partir de allí se elabora un plan de acción conjunto. También se desarrolló un Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA) el que estará disponible para todos los establecimientos una vez que vuelvan las clases presenciales. Todo esto será complementado con una evaluación muestral a fin de año, que permitirá medir el impacto de la pandemia en los aprendizajes.
Datos de contextualización a la crisis
“Esta crisis amplifica la inequidad en nuestros sistemas educacionales y nos urge priorizar nuestro currículum y estrategias educacionales”, sostuvo Andreas Schleicher, quien presentó en la conferencia organizada por el Consejo de la Agencia de Calidad una serie de datos que ha recabado la OCDE a través de encuestas mensuales a los países miembro.
Según expuso el director de Educación OCDE, “la tecnología no reemplaza a los profesores, sino que amplifica la importancia de su rol. Un 90% de las clases que se hacen en línea son ejecutadas por los mismos profesores. La tecnología es tan buena como el uso que le damos al servicio del aprendizaje. De hecho, una gran mayoría de los profesores chilenos declara que ocupa la tecnología para el desarrollo de proyectos específicos en sus asignaturas. Sin embargo, existe poca evidencia que demuestre que los profesores están más cómodos usando la tecnología como un recurso al servicio del aprendizaje”.
También sostuvo que las escuelas no serían un foco significativo para prevenir contagios y que el retorno progresivo a clases marcaría un antes y un después en la inclusión de innovaciones pedagógicas. “Según datos de pandemias anteriores, la prevención de contagios se logra en menos de un 15% por el cierre de colegios, y según el análisis de datos a la fecha, el cierre de los colegios no ha contribuido significativamente a la contención del virus”, señaló Schleicher.
No obstante, sostuvo que sí contribuye que los planes de retorno prioricen medidas básicas de higiene, distanciamiento social y uso obligatorio de mascarillas. En ese sentido, los datos muestran que solo un 20% de los colegios volverían a ser como antes. Además, la mayoría de los países consultados priorizarían la entrada de niños más pequeños y estudiantes vulnerables.
Tecnología como un mínimo
Para Andreas Schleicher, la pandemia ha mostrado que la tecnología en el aula será un mínimo ineludible para el profesor. “El aprendizaje en línea ha ganado un indiscutido protagonismo y lo continuará teniendo, por lo que la inversión en el uso de tecnología educativa seguirá creciendo”, dijo. Sin embargo, advierte que la tecnología suele desarrollarse a un paso mayor que las evaluaciones que buscan medir su impacto.
“Las mejoras en alfabetización no son consistentes con el desarrollo exponencial y veloz de la tecnología. En los análisis de resultados PISA notamos que no hay grandes cambios en los aprendizajes alcanzados, aun cuando la tecnología mejora y progresa exponencialmente. Las mejoras son pocas comparadas con el ritmo con que avanza la tecnología a nivel mundial”, detalló.
En el caso de Chile, los datos muestran que la mayor variación en la mejora de los aprendizajes se produce dentro de los mismos colegios. “Chile debería poner el foco en mejorar la calidad de la experiencia de aprendizaje antes que sumarle más horas al colegio. El tiempo de aprendizaje es muy distinto a los resultados de aprendizaje”, dijo Schleicher.
¿Qué nos enseña esta crisis? Según el director de Educación OCDE, el futuro está en aplicar el conocimiento creativamente, es decir, en los desafíos del diario vivir, junto con el desarrollo de habilidades sociales como conectar, colaborar y mantener una conversación empática y productiva. “Se trata de no matar la creatividad en los colegios al darles respuestas correctas a los estudiantes, sino que invitarles a cuestionar. Darles espacio para experimentar y cometer errores, bajar el miedo por fracasar, desarrollar la motivación por dominar tareas y valorar intrínsecamente el colegio”, señaló.