Más de 700 mentorías por videollamada ha realizado la Agencia de Calidad de la Educación para orientar a las escuelas en el actual contexto de pandemia
La nueva herramienta “Agencia Orienta: mentoría para equipos directivos” busca apoyar a los establecimientos en distintas áreas, entre ellas, contención socioemocional y evaluación de aprendizajes. Aquí los directores detallan algunos de los planes de acción que elaboraron a partir de esta instancia, enfocados en estudiantes, profesores y apoderados.
Una de las funciones de la Agencia de Calidad de la Educación es orientar a las escuelas para contribuir al aseguramiento de altos estándares educativos. En un contexto de normalidad, esto se realiza a través de visitas presenciales a los establecimientos que más lo necesitan. Sin embargo, la actual pandemia exigió adaptar las herramientas para dar respuesta a las necesidades actuales del sistema educativo.
Los últimos meses han sido arduos para las comunidades escolares, pues debieron reinventarse y adoptar diferentes estrategias para continuar con el proceso formativo en casa. Para contribuir con este esfuerzo, la Agencia de Calidad desarrolló el dispositivo a distancia “Agencia Orienta: mentoría para equipos directivos”. Su objetivo es entregar, a través de videollamadas, orientación en el actual contexto para que las escuelas puedan priorizar y desarrollar adecuadamente sus procesos, prácticas o estrategias de gestión institucional.
Las mentorías se iniciaron a inicios de mayo, y a la fecha ya han participado cerca de 600 escuelas de todas las regiones del país. Las temáticas que más han predominado son evaluación de aprendizajes y contención socioemocional.
Algunas experiencias a lo largo del país
Lo que más destacan los directores de las escuelas participantes es su carácter personalizado. Es decir, que el foco esté puesto en las necesidades particulares de cada establecimiento y que a partir de su propia situación han logrado desarrollar planes de acción concretos y con buenos resultados.
La mayoría de los estudiantes del Liceo Ríos de Chile, ubicado en el pueblo portuario Lirquén (Región del Bío Bío) son vulnerables. Según cuenta su directora, Paulina Raig, la suspensión de clases presenciales producto de la pandemia afectó emocionalmente a toda la comunidad educativa, especialmente a los niños y jóvenes. Fue el tema que escogieron abordar durante las sesiones de la mentoría, las que se tradujeron en una intervención socioemocional a la que se volcó toda la escuela durante 11 días con diversas actividades. Según la edad escolar seleccionaron focos distintos. Por ejemplo, de kínder a 2° básico buscaron potenciar el desarrollo de la autorregulación para enfrentar la adversidad; de 3° a 7° básico se enfocaron en promover el autoconocimiento y el vínculo entre pares; de 8° básico a II medio trabajaron el reconocimiento y la reflexión sobre cómo los pensamientos influyen en lo que uno siente; y en III y IV medio el reconocimiento del impacto de los pensamientos y emociones en las acciones cotidianas. Este trabajo, además, derivó en una completa renovación curricular. “Los equipos se organizan de forma virtual y se ponen de acuerdo en el desarrollo de habilidades específicas y los profesores de todas las asignaturas aportan desde su disciplina al desarrollo de esa habilidad. De esta manera, se logra un aprendizaje más significativo”, explica la directora.
El Liceo Dr. Humberto Maturana Romesín, que recibe a estudiantes en contexto de encierro, es otro de los establecimientos que participaron en la mentoría. Al igual que el Liceo Ríos de Chile escogieron desarrollar el tema socioemocional, pero enfocado en los docentes. A partir de las mentorías elaboraron jornadas de reflexión y talleres de autocuidado centrados en el bienestar multidimensional, es decir, hablar de las emociones como parte fundamental de la vida: reconocer lo que se siente, validarlo, estrategias de regulación emocional y también desarrollaron un plan con 10 consejos para abordar el trabajo a distancia. Para calentar motores iniciaron la jornada con la pregunta “¿cuánto tiempo falta para reencontrarnos?” y para crear un momento de distención y risa compartieron fotos de cada uno retocadas a través de la popular aplicación FaceApp que envejece los rostros de las imágenes. “Para los docentes también es muy importante mantener el equilibrio emocional. En estos talleres intentamos dejar a un lado lo profesional para centrarnos en la persona”, comenta Víctor Gutiérrez, director de este liceo ubicado en Santiago.
Cada establecimiento ha experimentado estos meses de forma diferente de acuerdo a su realidad y contexto. El 88% de la matrícula de la Escuela Particular Puralaco, ubicada en Toltén (Región de la Araucanía), es mapuche y su mentoría se realizó en la víspera del We Xipantu o Año Nuevo Mapuche, una festividad muy relevante para su comunidad educativa. Dado que no pudieron celebrar como de costumbre a causa de la pandemia, aprovecharon la instancia para realizar actividades virtuales de aprendizaje contextualizado, como la elaboración de huertos medicinales en casa, concursos de cocina, entre otros. Además, elaboraron el cuadernillo “Reconociéndonos en comunidad”, cuyo objetivo es traspasar el conocimiento de los mayores a las generaciones más jóvenes. Otro foco que se abordó fue la comunicación con las familias durante este período sin clases presenciales. Para trabajar este aspecto se les propuso innovar y desarrollar cápsulas de actividades, pero orientadas a padres y apoderados. “Con esto la comunicación familiar se ha fortalecido. Es increíble, pero este distanciamiento social nos ha llevado a tener un acercamiento con los apoderados”, comenta el director de la escuela, Pedro Esparza.